MORAL Y CONDUCTA DEL IMAM RIDA (P)

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MORAL Y CONDUCTA DEL IMAM RIDA (P)

Nuestros Inmaculados Im‚mes vivÌan entre la gente y para la gente, practicamente enseÒaban a la gente como vivir, la pureza y las virtudes. Ellos eran un modelo y ejemplo para
los dem·s, y a pesar de que el rango del im‚mato los hacia destacar entre la gente, y eran los escogidos y prueba de Dios sobre la Tierra, no tenÌan un sitio especial en la sociedad, no se alejaban de la gente, tampoco poseÌan monopolio ni llevaban una vida privada como los reyes y opresores; jam·s obligaban a la gente al yugo, ni la ofendÌan y mucho menos la humillaban. ìIbr‚hÓm Ibn ëAbbasî relata: ìNunca vi que el Im‚m Ar-Rida (P) fuese falto de bondad con alguien; ni tampoco vi que cortase las palabras de otro antes de que terminase de hablar, jam·s despedÌa a un necesitado sin darle lo que Èste le pedÌa y estaba al alcance del Im‚m, frente a otros no estiraba sus pies, nunca vi que hablara con ninguno de sus sirvientes descortÈsmente,
nunca se reÌa a carcajadas sino ˙nicamente dejaba ver una sonrisa en sus labios, cuando llegaba la hora de la comida todos los ocupantes de la casa inclusive el portero y
el establero se sentaban a la mesa y comÌan junto al Im‚m. Por las noches dormÌa poco y m·s bien la pasaba en vela, y la mayorÌa de las noches se quedaba despierto hasta la madrugada
orando. Ayunaba en demasÌa y no olvidaba ayunar los tres dÌas del mes.1 Realizaba buenos
actos en secreto, y sobre todo aprovechando la oscuridad de la noche ayudaba de incÛgnito a
los necesitados.2 ìMuhammad Ibn AbÓ ëIb‚dî narra: ìEn verano el Im‚m cubrÌa el suelo con una estera y
en invierno con una alfombra de lana. Su ropa ñde casañ era burda y tosca, pero cuando se
presentaba en alguna reuniÛn social, se arreglaba y vestÌa como los dem·sî.3
Una noche el Im‚m tenÌa invitados. Cuando estaban platicando la l·mpara se apagÛ. El
invitado del Im‚m estirÛ la mano para arreglarla, pero el Im‚m lo detuvo, arregl·ndola Èl
mismo, entonces dijo: ìNosotros somos un grupo que no acepta que nuestros invitados trabajenî.4
En otra ocasiÛn en el baÒo p˙blico, un hombre que no conocÌa al Im‚m le pidiÛ que le
ayudara a baÒarse, el Im‚m aceptÛ y comenzÛ a baÒarlo. Los dem·s baÒistas presentaron al
hombre al Im‚m. El hombre avergonzado comenzÛ a disculpares, pero el Im‚m sin poner
atenciÛn a lo que decÌa el hombre, continuÛ baÒ·ndolo, y le decÌa: ì°No tiene importancia!, °no tiene importancia!î 5
 
Un hombre dijo al Im‚m: ì°Juro por Dios, que de entre los antepasados que ocuparon la
Tierra, ninguno se asemeja a vuestros ancestros en cuanto a superioridad y generosidad!î El
Im‚m respondió:
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1 Se refiere al primer jueves de cada mes, al miÈrcoles de la mitad de cada mes y al ˙ltimo jueves de
cada mes lunar que nuestros Im‚mes dijeron al respecto: ìAquÈl que ayune estos tres dÌas del mes, adem·s del mes de Ramad·n, es como si hubiese ayunado todo el aÒoî.
2 Iël‚mul War‚, p.314.
3 Õdem., p.315.
4 K‚fÓ, t.VI, p.283.
5 Man‚qÓb, t.IV, p.362.
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..."La abstinencia les proporcionÛ generosidad, y la obediencia a su Creador, los hizo
superioresî."1
Un hombre de ìBaljî (hoy Afganist·n) narra: AcompaÒaba yo al Im‚m Ar-Rida (P) en su
viaje a Juras·n. Un dÌa puesta la mesa, el Im‚m sentÛ a todos sus acompaÒantes y servidores, incluyendo a los de color, para que comiesen juntos. Yo propuse al Im‚m: ìøNo serÌa mejor
que ellos se sentasen en otra mesa a comer?î El Im‚m dijo: ì°Calla! El Creador de todos es Uno. Los padres de todos son los mismos. Y el premio
ser· dado por el proceder de cada unoî.2
Un sirviente del Im‚m de nombre Y‚sir cuenta: El Im‚m Ar-Rida (P) nos habÌa dicho: ìSi alg˙n dÌa os encontr·is comiendo y yo os llamo para algo, no os levantÈis hasta que
terminÈis de comerî. En muchas ocasiones sucediÛ que el Im‚m nos llamaba y le informaban: ì°Est·n
comiendo!î …l respondÌa: ìDejadlos que terminen de comerî.3
En una ocasiÛn un desconocido vino a ver al Im‚m y despuÈs de saludar dijo: ìYo soy
vuestro admirador, admirador de vuestro padre y ancestros. Voy de regreso de la peregrinaciÛn
y se me ha terminado el dinero. Si os parece, dadme una cantidad para que pueda llegar a mi
ciudad y all· de vuestra parte entregarÈ esa misma cantidad a los necesitados, ya que yo en mi
ciudad no soy indigente y en estos momentos que me encuentro de viaje me veo necesitadoî. El Im‚m se levantÛ y se dirigiÛ a otra habitaciÛn. Trajo consigo doscientos dinares y
estirando la mano por arriba de la puerta llamo al hombre y le dijo: ìToma estos doscientos dinares y compra lo necesario para tu viaje. No es necesario
que des limosna de mi parteî. El hombre tomÛ el dinero y se fue. El Im‚m saliÛ de la habitaciÛn y regresÛ a su lugar. Entonces le preguntaron: ìøPor quÈ no dejÛ que el hombre lo viese cuando le entregÛ el
dinero?î ìPara no ver la verg¸enza que siente un necesitado al pedir algoî, respondiÛ el Im‚m.4
Nuestros purificados y grandes Im‚mes respecto a la educaciÛn y guÌa de sus seguidores
no se limitaban ˙nicamente a decirlo de palabra, sino que ponÌan especial atenciÛn en la forma
de actuar de Èstos, y de inmediato les hacÌan ver sus faltas, para que tanto ellos como los otros
y los venideros entraran en el sendero recto y adquieran conocimiento. Uno de los compaÒeros cercanos al Im‚m Ar-Rida (P), ìSulaÓm‚n üaëfarÓî relata: ìMe
encontraba con el Im‚m para tratar varios asuntos. Cuando terminamos y me disponÌa a irme, dijo: ì°Acomp·Òame esta noche!î
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1 ëUÓ˚n Ajb‚r Ar-Rid‚, t.II, p.174.
2 K‚fÓ, t.VIII, p.230.
3 Õdem., t.VI, p.298.
4 Man‚qib, t.IV, p.360.
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...Cerca del ocaso nos dirigimos a su casa. Sus sirvientes se encontraban ocupados
haciendo unas reparaciones en la casa. El Im‚m divisÛ a un desconocido entre ellos, entonces
preguntÛ: ìøQuiÈn es Èl?î
ìNos ayuda, ya le daremos algoî. Le respondieron. ìøHabÈis determinado la paga?î
ì°No! Lo que le demos, aceptaî. El Im‚m se enojÛ. Yo le dije: ì°No os preocupÈis!î ìMuchas veces se los he dicho, cuando traigan a alguien que les ayude en el trabajo, antes de que comience deben determinar la paga y hacer un contrato con Èl. AquÈl que realiza
un trabajo sin contrato y sin ser determinada la cantidad de su paga, si al final le entregan el
triple de la paga que merece, cree a˙n que habÈis sido injustos, pero cuando le dais lo
convenido en el contrato, estar· agradecido que actuasteis seg˙n lo acordado. Y si en esta
situaciÛn le entreg·is algo m·s de lo convenido, aunque sea poco, entiende que le disteis m·s
de lo pactado y os quedar· agradecidoî.1 ìAhmad Ibn Muhammad Ibn AbÓ Nasr BazantÓî que era considerado uno de los grandes
compaÒeros del Im‚m ëAlÓ Ar-Rida (P) manifestÛ: ìEn una ocasiÛn, acompaÒado de tres de los
compaÒeros del Im‚m, fui a visitarlo y estuvimos con Èl durante cerca de una hora. Cuando
quisimos regresar el Im‚m me dijo: ì°Oh Ahmad, siÈntate!î Mis compaÒeros se fueron y yo me quedÈ con el Im‚m. AprovechÈ para hacerle algunas
preguntas que tenÌa, las cuales me respondiÛ. Ya entrada la noche quise retirarme, entonces el
Im‚m preguntÛ: ìøTe vas o te quedas conmigo?î Le contestÈ: ìLo que vos dispong·is. Si orden·is que me quede, me quedo; y si no, me
retiroî.ì°QuÈdate! ñY apuntando hacia una cobija continuÛ diciendoñ Puedes dormir ahÌî. Entonces el Im‚m se levantÛ y se dirigiÛ a su lecho. Yo, alegre me prosternÈ y dije: ìGracias a Dios, que la prueba de Dios sobre la Tierra y el heredero de la sabidurÌa de los
Profetas, entre nosotros cuatro que venimos a visitarlo, me ha agraciado a mÌ de tal formaî. Me encontraba a˙n en posiciÛn de prosternaciÛn que repentinamente el Im‚m regresÛ a
la habitaciÛn. Me levantÈ. El Im‚m tomÛ mi mano y apret·ndola entre las suyas dijo: ì°Oh, Ahmad! El Amir de los Creyentes, ëAlÓ (P), fue a visitar a Saësaëah Ibn S˚h‚n (que
era uno de los compaÒeros especiales de ese Im‚m), cuando quiso retirarse le dijo: ì°Oh, Saësaëah! No te sientas orgulloso entre tus hermanos por el hecho de haberte visitado. SÈ
abstinente y teme a Dios, sÈ humilde y sumiso por Dios, que …l te otorgar· una elevada dignidadî.2
 
El Imam Ar-Rida (P) quiso advertirle que ning˙n hecho toma el lugar de la formaciÛn de sÌ mismo, ni el de las buenas acciones, y que no debÌa sentirse orgulloso por cualquier
distinciÛn. No por ser de los cercanos al Im‚m ni la atenciÛn que Èste te tenga, deben hacerte sentir orgulloso y superior a los dem·s.
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1 K‚fÓ, t.V, p.288.
2 Muëayamul Riˇ‚l, t.II, p.237; Riˇ‚l KashÓ, p.588.
 
 

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